Soneto Anónimo
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No tienes que me dar porque te quiera,
pues aunque cuanto espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No tienes que me dar porque te quiera,
pues aunque cuanto espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
I am not moved, my God, to give you love
by thoughts of heaven that you've promised me;
nor am I moved by thoughts of dreaded hell
for that alone, to cease offending thee.
You are what moves me, Lord; I'm moved to see
you on a cross and mocked with every breath;
I'm moved to see your body racked with wounds;
I'm moved by your affronts and by your death.
I'm moved, in sum, by love from you so great
that I would love you were not heaven there,
and I would fear you, if there were no hell.
You need give me no prize to love you thus,
for even if what I hope I hoped not,
as I now love you I would love you still.
(©Alix Ingber, 1995)